Tratamientos de Restauración: Barnizado


Marco dorado barnizado con brocha


El Barniz es una capa superficial añadida sobre la policromía para conseguir una doble funcionalidad.
Por un lado, posee una función protectora que es el fundamento principal de su aplicación. Evita en gran medida el deterioro de la pintura producido por agentes externos tales como la temperatura, la humedad, la luz, la contaminación y la suciedad que pudiera depositarse sobre la superficie.
Pero, tradicionalmente, el barniz también ha cumplido una función estética ya que puede suponer variaciones en el acabado de una obra. Ésto se debe a que la utilización de diferentes tipos de barniz, los diferentes sistemas aplicación y los aditivos que puedan añadirse, pueden aportar color o transparencia, brillo o acabados mate, etc.

 Desde la clara de huevo a las resinas y aceites, tradicionalmente se han usado muy diferentes productos naturales para cumplir esta función protectora o estética con muy variados resultados. COn esta misma intención y resultados nefastos a largo plazo, se utilizó una receta conocida como Beverone, se trata de un primitivo tratamiento de restauración sustitutorio de la limpiza.
- En algunas ocasiones, ante obras de aspecto descolorido y seco, se trataba de "refrescar" los colores aumentando su saturación mediante la aplicación de aceites o colas que, a largo plazo suponen un problema de conservación.
- La clara de huevo fué utilizada en muchas ocasiones con buenos resultados a corto plazo, sin embargo, con el tiempo, este producto polimeriza volviéndose insoluble y frágil, llegando a agrietarse en múltiples microfisuras que alteran la obra estéticamente.
- El reverso de las obras fué protegido también en muchas ocasiones mediante la aplicación de colas, barnices, cera o aceites. Estos productos se aplicaron sobre la tela con la intención de mantener un equilibrio higroscópico. 

 En los tratamientos de restauración, sin embargo, es necesario hacer un estudio de la obra a tratar para asegurar una elección correcta del producto, siendo generalmente los más usados por sus características los barnices semisintéticos y sintéticos termoplásticos. No obstante, siguen utilizándose resinas naturales para el barnizado de obras de arte por su mayor afinidad con los materiales originales de la obra.
De una u otra forma, la elección del barniz ha de basarse en criterios de conservación de la obra, de respeto por la técnica y la estética original de la misma así como de reversibilidad del producto.

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